De origen tunecino, Akram nació en Toulon y, desde que tiene uso de razón, la música siempre ha formado parte de su vida. Creció escuchando los temas árabes que tarareaba su madre de la noche a la mañana, y el pop francés de la televisión, pero sus primeros sobresaltos musicales llegaron cuando era adolescente. Descubrió a Stevie Wonder («No sé cómo llegó a casa el álbum ‘Talking Book’, es un misterio…»), a Bob Marley («Lo escuchaba en mi primer walkman, estaba descubriendo el estéreo, la instrumentación…») y a la mayoría de los artistas pop clásicos de todas las generaciones: los Beatles, Dylan, Cat Stevens, Supertramp, Paul Young y Michael Jackson. Como enseguida se dio cuenta de que la buena música no conoce fronteras, Akram también quedó cautivado por «Carmen» en la Ópera de Toulon, mientras rasgueaba su primera guitarra, que sólo tenía dos cuerdas.
Y luego empezó a cantar. El año de su bachillerato, Akram decidió dejar oír los mil soles que temblaban en su garganta y, animado por su hermano Atef, empezó a trabajar con otros músicos. Fue una revelación: estaba hecho para el escenario y dio sus primeros pasos en él mientras afinaba sus gustos. Descubrió artistas tan variados como Dead Can Dance, Peter Gabriel, Mozart, Prince, Donny Hathaway o Nusrat Fateh Ali Khan.
A partir de principios de los 90, la carrera de Akram estuvo salpicada de encuentros, muchos de ellos prestigiosos, pero todos decisivos por su carácter formativo. Tocó con el grupo estadounidense Toto en un club de Niza (el propio Jeff Porcaro cayó rendido a sus encantos), conoció al batería Félix Sabal-Lecco, con quien prometió trabajar algún día, y compartió micrófono con Terence Trent D’Arby una noche durante el festival de San Remo. En 1996, conoció a unos músicos de jazz en un club de Vieux-Nice y acabó cantando con ellos durante más de dos años. Esta experiencia le enseñó el rigor musical y el respeto por la estructura, al tiempo que le abría las puertas a la improvisación. Así es como se sacó el «carnet de cantante».
Verano de 1998: Akram improvisa en la playa de Juan Les Pins con Sinéad O’Connor, Dave Stewart y Bono. En esta ocasión, el cantante de U2 le presentó a Chris Blackwell (fundador de Island Records): «¡Aquí está el hombre de la voz de oro! Al año siguiente, Akram cantó con la Filarmónica de San Petersburgo en Essen (Alemania), como parte de la Monte Carlo Pop Orchestra creada por Herman Rarebell, el batería del grupo Scorpions. A principios de la década de 2000, Akram se unió a M’Source. Se unió a su hermano Atef y a Sylvain Saffedi, así como a todo un colectivo de músicos y bailarines que aderezaban su electro (jungle, drum & bass) con sabores indios y orientales. De esta asociación nacieron dos álbumes («Bhava» y «El Hatyett»). Como un imán que atrae a todos los cautivados por su timbre, Akram conoció después a Loy Ehrlich, participó en el Hadouk Trio y prestó su voz a Jerk House Connection (el tema «Each And Everyday» figuraba en el recopilatorio de Claude Challe publicado en 2005). A continuación, formó otro trío con Benedetto & Farina («I Miss You», «Your World» y muchos otros temas se crearon en esta ocasión), cantó «Unidos para la Música» en «Rendez-Vous», un álbum de David Vendetta, y, por invitación de Loy Ehrlich, se unió a Band Of Gnawa, el colorido colectivo creado con Louis Bertignac. Fue un amor musical a primera vista para Akram y Louis, y actualmente hay varios proyectos en marcha.
En 2022 formaron Bioxial, un grupo de electro cuyos miembros eran todos músicos de distintas procedencias. Fue finalmente en 2024 cuando se metieron en el estudio de Barcelona para producir su primer opus, que marcó el inicio de una apasionante aventura musical y humana.
Desbordante de energía, enamorado de las melodías y las palabras, con un corazón a punto de estallar, Akram es unánimemente aclamado como un hombre que no hace trampas y que tiene más de una cuerda en su arco. Seguro de sí mismo, ¡incluso es capaz de hacerlas vibrar todas al mismo tiempo!
© Copyright 2024 Akram Sedkaoui.